Historia y el fantasma de Ulrich Beck
“A río revuelto, ganancia de todos”, esto lo saben bien en todos los países pobres, las oportunidades para sacar y saquear más beneficios; revisen la historia de los programas y promesas de priístas, panistas, morenistas, perredista, ecologistas, laboristas, conservadores, demócratas, republicanos, monarquistas, etc.
Las reconstrucciones de las ciudades dejan bastantes dividendos para los que ya tienen y quieren tenar más, utilizan la mano de obra del que no tiene y quiere tener para subsistir. La individualización.
Sus últimas obras contenían análisis de las condiciones cambiantes del trabajo en un mundo de capitalismo salvaje – global y la individualización, la pérdida de poder de las representaciones laborales – sindicatos – y la flexibilización de la historia de los procesos del trabajo enraizado en el concepto de cosmopolitismo.
Los movimientos sociales – culturales – el recurso de los desposeídos, la protesta inteligente y la protesta absurda, todas son válidas; movimientos rebeldes – armados – políticos – religiosos – trasnochados y de afirmación de todos los principios de que en la historia se ha creado el sello de “aquí estamos”.
Reivindicación del origen, del status, del color, del idioma, de la religión, del sexo, de la condición, la reivindicación de existir en este mundo que no deja de girar.
La desesperanza, el retorno a la madriguera, a la cueva, al barrio, a la comuna, al gheto, a la favela, a la calle, el retorno de la incertidumbre; el riesgo cotidiano, el reconocimiento de lo impredecible y de las amenazas de la sociedad post industrial, post capitalista, post moderna, post independiente, post desarrollada.
En la sociedad reflexiva, la sociedad se convierte en un problema para sí misma. La sociedad reflexiva se convierte en un concepto postconceptual del cual no habían pensado los teóricos del panteón clásico como Weber, Durkheim, Comte, el mismo Marx, y muchos más que se quedaron cortos en su visión de la historia sobre el riesgo humano.
A lo largo de sus obras, Beck se sitúa en una posición crítica, arremetiendo contra las corrientes del postmodernismo y junto con Bauman y otros, hace una reflexión para no abandonar el análisis crítico frente a los problemas actuales.
Beck aborda los problemas de las sociedades post, que no son las mismas que describían los sociólogos, antropólogos, político, etc., de las sociedades precedentes, y encuentra enraizada en las actuales sociedades la incertidumbre, la inseguridad, el riesgo y todos los miedos humanos, como si se tratase de la nueva comedia humana.
Describir la sociedad de hoy es describir la miseria en la que la sociedad “post” asume una carga de riesgo en su propia identidad y, como agrega Beck, “encierra una grave contradicción: el peligro de supervivencia de la especie”.
La rentabilidad del sistema mundial corre el riesgo de la incertidumbre.